EL SILVESTRISMO Y SU INCIDENCIA EN LA POBLACIÓN DE AVES SILVESTRES
Macho de Pardillo (Carduelis cannabina) uno de los fringílidos que se cazan para silvestrismo
Dentro de las noticias de este mes, nos ocupábamos del silvestrismo, esto es, la captura de especies como jilgueros, verderones y pardillos para su adiestramiento para el canto, cría e hibridación en cautividad con otras especies, práctica que ha denunciado la SEO/BirdLife, contraviene la Directiva 2009/147/CE, relativa a la conservación de las aves silvestres, en la que se prohíbe, con carácter general, la captura de cualquier especie de ave, excepción hecha de las recogidas en el Anexo II (aves cinegéticas) o en el Anexo III (especies sujetas a comercialización), lo que se señala no es el caso de los fringílidos, que, en consecuencia, no deberían poder ser capturados con fin alguno.
La organización conservacionista se basa para llegar a estas apreciaciones en un interesante trabajo que ha hecho público y que ha efectuado por encargo del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino para analizar y aportar una primera aproximación científica y de interpretación jurídica que ayude a establecer niveles cuantitativos en la captura de fringílidos, y dar así cumplimiento al artículo 57 de la Ley 42/2007 de Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, así como a la Directiva Aves.
En el informe, al que ha tenido acceso Proyecto Sierra de Baza, se hace un pormenorizado balance de las capturas mínimas autorizadas por especie entre los años 2003 y 2007 en que se centra el estudio estadístico, pone de manifiesto como es muy alto el número de permisos concedidos para llevar a cabo esta actividad durante los años estudiados que van de 16.439 en el año 2006 a 33.718 en el año 2005 con un promedio anual de 21.585 permisos, siendo Andalucía la comunidad que más autorizaciones ha concedido.
En el informe de SEO/BirdLife se destaca como la autorización de la captura de fringílidos vulnera la legislación europea, y ha solicitado a la Junta de Andalucía, al igual que a otras Comunidades Autónomas, la suspensión de estas autorizaciones, destacando como el elevado número de ejemplares que ya existen en cautividad –se capturan cientos de miles cada año- permite en estos momentos la cría sostenible y el suministro de aves a los silvestristas sin temer los efectos de la consanguinidad, por lo que consideran que no hay razones válidas para seguir depredando sobre las especies silvestres año tras año.
Por nuestra parte no vemos tampoco razones válidas para que se siga amparando este tipo de prácticas de caza, que ocasiona importantes daños –muchos de ellos irreversibles- en la población de aves de modo general, y no solo a las que son objeto de concreta captura, y es que en nuestros trabajos de campo, particularmente en la fotografía de aves en libertad, hemos podido constatar como en las fechas que se autoriza esta práctica (en el período estival del 10 de julio al 21 de agosto, inclusives) se solapan en muchas ocasiones con el período de una segunda cría en muchas aves, bien por que habiendo perdido la primera se lanzan a la segunda o por que las bondadosas condiciones naturales encontradas por la especie en ese concreto año los anima a una segunda nidada. Habiendo podido comprobar cómo los animales que han sufrido su captura por una red cuando se han aproximado a beber a un lugar, aun cuando sean posteriormente liberados, por no tratarse de alguna de las especies autorizadas, NO VUELVEN DESPUÉS A ESTE LUGAR MÁS, lo que puede suponer que si éste era el único punto de agua disponible en el lugar de cría, lo que es muy frecuente en entornos semiáridos como el sur y este de España, se tengan que marchar a otras zonas para sobrevivir, lo que implicará el abandono y con ello la muerte de su prole. O, casos aún más evidentes: ¿qué pasa con los hijos que están en el nido cuando es cazado el progenitor/es que los alimenta...?
El silvestrismo es un sistema de caza de fringílidos muy dañino para las aves, a las que se les pueden ocasionar también otros daños colaterales en su captura como fracturas, pérdidas de plumaje o muertes por infarto, ante la situación de estrés a la que se ve el ave al verse atrapada por una red, lo que desmiente -en gran medida- el lema en que se basan los defensores de esta práctica cinegética: "el silvestrismo una caza sin muerte". Sin contar los ejemplares que no soportan la cautividad y mueren. Por lo que nos unimos a la petición de que se prohíba este tipo de prácticas cinegéticas en el medio natural, al no existir razones científicas ni racionales que permitan se siga cazando estas especies silvestres de aves, con incidencia en el resto de especies, que tan beneficiosas son para el hombre.
La Asociación PROYECTO SIERRA DE BAZA
Más contendios e información en la revista digital de agosto-2011, núm. 146. Año XIII: